Hoy Puerto Rico se levantó para conocer si tenían o no servicio de Uber. Con o sin reglamento, Uber es gratis hoy. Pero, ¿y mañana? En TecnoSalud analizamos la entrada de Uber y lo que significa. ¿Es esto abrirle el paso a la innovación? ¿Es esto la economía colaborativa?
Este artículo es el texto de base para el segmento de TecnoSalud que salió al aire el 11 de julio de 2016 en Tu Salud Financiera por TiVA TV. El texto provee más detalles que durante el programa en vivo a veces se escapan. Incluimos además el video del segmento que fue transmitido en vivo.
Hoy Puerto Rico se levantó para conocer si tenían o no servicio de Uber. Todos nuestros periódicos locales cubrieron el tema, y por fin, una trama que llevaba años encaminándose devela su desenlace final. ¿Daremos paso o no a Uber?
Una fuente de noticias local parecía tener la exclusiva, ofreciendo miles de dólares en cobertura gratis con la que pocas empresas locales sólo han soñado, la orquestación de la emoción se apalancaba con cifras y ángulos variados: "6,000 conductores", pasaron a ser "10,000 conductores," luego "20,000 usuarios." La noticia es algo desafiante, rebelde y quizás sexy: Uber se atreve, Uber se lanza sin reglamento. Suena a ganga: si usas Uber, hoy es Gratis. Suena histórico y hasta la solución a la crisis económica que vivimos: Uber es la economía colaborativa, Uber trae ingresos adicionales a personas en medio de la crisis, Uber tiene billones en inversiones, Uber es el futuro.
La entrada de Uber no es a mis ojos tan interesante como el proceso que nos ha traído hasta aquí. Hace dos años se rumoraba que Uber había empezado el proceso de aceptar solicitudes para conductores en el área de Mayagüez. El senador Antonio Fas Alzamora presentó en octubre del 2014 el Proyecto del Senado 1209, Ley de Empresas del Transporte Mediante la Red y Aplicaciones Móviles. Seis meses más tarde el proyecto fue derrotado en el Senado. No hay claros indicios de política en esto, y no se visualiza enfrentamiento entre rojos contra azules.
Un año más tarde, en un artículo investigativo extenso en El Nuevo Día se encamina un llamado a reflexión sobre el desarrollo económico del país: "¿Qué hace Puerto Rico cuando una compañía tecnológica con más de $2,000 millones disponibles para invertir pone los ojos en su mercado? Espantarla, aunque con ello pierda la inyección de capital y los empleos que acarrea la llegada de Uber a cualquier destino." Se citan varios expertos locales que argumentan que al no liberalizar las leyes y los procedimientos de tránsito, Puerto Rico había cerrado la puerta a las compañías de inversión, a las start-ups, a la innovación. Pero la entrada de Uber a Puerto Rico no es algo tan sencillo como decirle “sí a la innovación.”
Cuando ponemos Facebook, WhatsApp o SnapChat, en nuestros celuares ¿algúno de sus millones llegaron a la Isla? Tampoco llegaron a la Isla millones cuando diseñamos y corremos campañas en plataformas sociales. Así tampoco cuando compramos en Amazon o eBay. Los inversionistas de esas startups no llegaron a la Isla a hacer nada. Quizás ahora Uber está invirtiendo en mercadeo, pero más allá de eso, la innovación que dio paso a Uber y los millones que tiene en sus arcas no tocarán a la Isla por usar la plataforma.
Uber sí representa, como he dicho antes, un cambio en las relaciones de servicio y los acuerdos que mueven nuestra economía. Miremos el reglamento que hoy publicamente ignora y desafía Uber.
- Según nuestras leyes de tránsito, una compañia que coordina y vende el transportación como servicio es un taxi, y tendría que hacerse un concesionario. Uber no puede acogerse a este lenguaje, porque ellos afirman que NO son un servicio de taxi. Ellos reafirman que no son responsable por el servicio. Ellos simplemente corren una plataforma y facilitan los acuerdos informales entre dos partidas.
- Nuestras leyes de tránsito protegen al pasajero asegurando estándares básicos de seguridad de parte de todo proveedor de transportación que cobra por el servicio. Se verifica el estado de los vehículos, los seguros de responsabilidad pública y de auto. Uber afirma que ellos requieren documentación por parte de los conductores para asegurar su confiabilidad y el vehículo que se usa no puede tener más de 5 años. Pero ellos (Uber) no son responsables por el vehículo, ni por el servicio, ni por el conductor.
- Uber afirman que los conductores no son empleados: los conductores son "socios."
- Cuando creamos la designación de "taxis turísticos," el reglamento buscaba asegurar que los turistas tuvieran una experiencia de altura. El reglamento requiere un conocimiento básico de inglés, de la historia y la cultura de la Isla. Uber no quiere sobrecargar a sus conductores, que no son sus empleados, por lo que interesa que se cree una nueva categoría de relación informal y los conductores son meramente "socios."
En un programa anterior ya lo había mencionado la nueva informalidad para allegar servicios no representa la economía colaborativa, sino la evolución tecnológica de la economía informal que en la calle llamamos los chibitos, "el algo extra que hago" pero no me define. En inglés le han llamado el "gig economy", la economía del chibero, donde reina la informalidad porque es conveniente para ambas partes, y porque preferimos la solución ahora que planificar y proteger los intereses del público.
Pero no podemos tapar el cielo con la mano, a fin de cuentas la entrada de Uber es posible porque existe gran insatisfacción con el servicio actual de transportación. ¿Cuántos de nosotros consideraríamos coger un taxi para una travesía que sabemos que es corta y sería conveniente, como para ir de Plaza a Hato Rey o para ir de San Patricio a Plaza?. ¿Cuántos estamos contentos con el servicio de la AMA? Mas bien, existe descontento con el costo de taxi o la falta de uso del contador de la tarifa. Se podría decir que los reglamentos existentes, los proveedores autorizados y servicios públicos le han fallado al pueblo y es por eso que hoy muchos celebran la llegada de Uber. No podemos obviar que por años ha habido oportunidad para innovar. Conociendo las tendencias globales, era obvio que la industria de transportación necesitaba mejorar para mantenerse competitiva. Pero ¿qué ha pasado cuando tratamos de innovar localmente?
¿Se recuerdan de TuPon? Allá en el 2014, antes de que oficialmente se hablara de Uber, TuPon prometía ser el servicio de transportación que funcionaría como un Uber pero adaptado a la realidad de Puerto Rico. Cumplía con las leyes y reglamentos, los conductores eran empleados, no competían con los taxis o con el transporte colectivo porque iba a ofrecer una solución específica: llevar a personas desde un punto x al Tren Urbano. Al centrar la solución en el Tren Urbano, buscaba aumentar el uso del tren y sumar uso a la infraestructura general de transporte público. Pero a este proyecto de innovación local, con permisos de la Comisión de Servicio Público, nunca le llegó un endoso de la Autoridad de Transporte Integrado y el proyecto se murió.
¿Porqué Uber sí y TuPon no? Antes de contestar esa pregunta les presento otro ejemplo para reafirmar mi invitación constante a apoyar la innovación local.
Dos años antes que Uber y seis antes de TuPon, en el 2008 nació un servicio de transportación local que se distinguió por tener choferes con competencias adicionales, Les hablo de Transcita, el servicio de transportación médica que cuenta con choferes que son paramédicos o técnicos de emergencias médicas. El personal es adiestrado regularmente para que sean sensibles a las necesidades de los clientes que llevan a sus citas médicas. Transcita genera empleos y cumple con las reglas de carreteras y servicio público. Atiende una necesidad de transportación que no encuentra cabida con el transporte colectivo público o privado, ni con los taxis. Pero no es una relación basada en la informalidad.
En resumen, Puerto Rico lleva tiempo buscando y proponiendo alternativas.
- Si hoy día queremos y buscamos la informalidad, esa apertura nace a raíz de la quiebra de una expectativa de servicio accesible de transportación pública o privada.
- No vendamos la llegada de Uber como innovación que nos enriquece. Uber trae ingresos misceláneos en un momento de crisis económica, pero de aquí a par de años tan pronto puedan obviarán al chofer, porque la lealtad nunca estuvo con el chofer.
- La entrada de Uber, ¿va a fortalecer el bien público por la inversión realizada? No.
- Uber nos resuelve un problema ahora, pero en varias ciudades hay múltiples ejemplos de "surge pricing," el costo que sube cuando a la empresa le conviene. En las horas pico, cuando uno más lo necesita, le suben el precio a uno. La lealtad tampoco es con el usuario. La susodicha "colaboración" se establece para beneficio de la empresa que controla la plataforma.
Pensemos más allá del ahorro ahora. Podemos mirar la influencia que tienen ahora los taxistas y pensar, ¿Qué gobierno va a entrar a negociar con un monopolio? Cuando los taxistas y las compañias de transporte no puedan competir y tengamos el monopolio regido por un actor que no tiene presencia en la Isla, que no quiso seguir las leyes y se fundó en la informalidad, ¿qué alternativas tendremos?
¿Donde está la solución? En colaborar para innovar y hacer frente a la competencia y las nuevas tendencias. Al dar la bienvenida a Uber, no dejemos atrás a los locales. Examinemos porqué se pusieron trabas. Corrijamos lo que nos limita para apoyar la innovación. Los taxistas se deben unir, y ofrecer comodidad y alternativas online. Hay que reinventarse. Apoyemos a Transcita, demos paso a TuPon, y yo veo oportunidad para un TransOra para llevar a la misma población de Transcita a las iglesias, o un ShoppingCarOnline. El talento lo hay en Puerto Rico, lo que falta es que le demos el paso.